<< Ibinka Cerrudo, de 23 años y Hugo Martínez, de 19, han montado una empresa que vende juegos de mesa y motivo decorativos; Ixone García, de 26, ha creado con sus compañeras una cooperativa que manufactura bisutería; Jon Anda y Ander Cid están integrados en Alealde, una cooperativa dedicada al diseño y fabricación de piezas de control numérico computerizado. Por su parte, Oidor Irigoyen, Daniel Gutiérrez y Mikel Etxarri venden como churros unas esponjas exfoliantes derivadas de una planta tropical denominada Luffa. Todos se comportan como verdaderos comerciales en busca de compradores que quieren vender sus productos en la feria de las empresas escolares, que por octavo año se organiza en Vitoria dentro de la iniciativa Álava Emprende. Ayer montaron sus 14 'stands' en la pérgola de Sancho el Sabio.
Frente al paro y la falta de perspectivas de futuro para los jóvenes, no todo el mundo tira la toalla. Este centenar de estudiantes de los centros de FP Ciudad Jardín, Instituto de la Construcción, Diocesas Molinuevo, Nieves Cano, Mendizabala y Jesús Obrero, hace prácticas de cómo crear una empresa de verdad, con sus créditos pedidos en el banco, sus balances, su marketing y sus ganas de vender.
«Yo lo puedo hacer»
El gusanillo de dirigir su negocio se ha metido en el alma de la mayoría. Y no es fácil que los valores de la empresa aniden en el ánimo de los jóvenes. Pero hay quien, con mucho sentido común, apostaría por el puesto de funcionario. «Veo complicado tener mi propia empresa. Hace falta una idea clara y dinero, mucho dinero», matizan Ibinka y Hugo, que estudian grado superior de encargado de obra. «Yo prefiero una tienda llevada por mí. He trabajado un poco y sé que lo que hacía mi jefa lo podía hacer yo. Te tiene que gustar y distinguirte de los demás para tener futuro», asegura Ixone, de Molinuevo. También Jon Anda y Ander Cid, de Jesús Obrero, se lanzarían a crear una empresa. Pero Oidor, Mikel y Dani, de Mendizabala, demuestran que tienen raza de empresarios. No les quedan esponjas exfoliantes.>>
